martes, 26 de abril de 2016
martes, 12 de abril de 2016
ACTIVIDAD 2: Adaptación de un texto folclórico: El hombre la piel de oso.
EL HOMBRE DE LA PIEL DE OSO
Erase
una vez, en un tiempo muy, muy lejano, un apuesto joven que destacaba por su
gran valentía. Su nombre era Fabián. Fabián vivía en una ciudad con sus papás y
sus dos hermanos mayores.
Un
día, como su familia era muy pobre, Fabián que era el más valiente de todos,
decidió ir en busca de un trabajo. Su familia le deseó suerte y le pidió que
les enviase una carta en cada ciudad en la que estaba para que supiesen que
estaba bien. El joven les prometió que siempre, siempre les enviaría una carta,
cogió las pocas cosas que tenía y emprendió su viaje.
Fabián
buscó trabajo por toda la ciudad, pero no encontraba nada de nada. Así que
decidió ir a otras ciudades y en cada ciudad que pisaba, enviaba la carta que
había prometido a su familia.
Tras
muchos días de búsqueda, Fabián estaba muy triste pues no sabía qué hacer.
Caminando de una ciudad a otra, encontró una gran meseta y como estaba tan
cansado decidió sentarse allí a descansar. Fabián empezó a llorar:
-
¿Qué voy a hacer? –pensaba sin parar.
De
repente, apareció por allí un duende con un abrigo verde esmeralda precioso. Al
ver a Fabián llorando, el duendecillo le preguntó qué le ocurría. Fabián le
explicó todo lo que le había ocurrido durante esos días y el duende decidió
ayudarle.
-
Podemos hacer un trato. – dijo el duendecillo - ¿Ves este abrigo verde
esmeralda? Es un abrigo mágico pues de sus bolsillos salen todas las monedas
que quieras.
Fabián
quedó muy sorprendido, quería saber qué tenía que hacer para que aquel
duendecillo le diese algunas monedas.
-
Si accedes a realizar el trato, primero tendré que comprobar lo valiente que
eres, porque yo solo hago pactos con valientes – indicó el duende que era un
poco astuto.
-
¡Yo soy muy valiente! – exclamó Fabián – Te lo demostraré como quieras.
-
Tendrás que ir a la cueva de la bruja del bosque, allí guarda un abrigo de piel
de oso. Deberás traérmelo aquí antes de que llegue la noche.
-
¡Lo haré! – dijo Fabián muy seguro de sí mismo.
Ya
estaba atardeciendo y el Sol estaba prácticamente escondido, solo algún rayo
iluminaba la meseta. El duende seguía esperando a Fabián, sin esperanzas de que
lograse conseguir el abrigo de piel de oso que guardaba la terrible bruja del
bosque. Cuando estaba el duende a punto de marcharse, apareció a lo lejos
Fabián abrigado con un abrigo de piel de oso. ¡Lo había conseguido!
-
¡Qué valiente eres! – exclamó el duende – Has entrado sin miedo a la cueva de
la bruja y me has traído el abrigo.
-
¡Claro que lo soy! Pero, ¿cuál es el trato del que hablabas? ¿Vas a darme
monedas? ¿O mejor el abrigo? –preguntó Fabián, muy ansioso e ilusionado.
-
No te puedo dar mi abrigo, pero sí te lo puedo prestar durante 7 años. Pero con
tres condiciones que deberás cumplir: no podrás enviarles las cartas a tu
familia, ni podrás dormir más de un día en el mismo sitio y tendrás que ponerte
el abrigo de piel de oso y ni quitártelo, ni lavarte, ni cortarte el pelo.
Estás tres condiciones deberás cumplirlas durante los 7 años. Si lo consigues
podrás quedarte todas las monedas que hayas conseguido durante ese tiempo; pero
si por el contrario, te saltas alguna de estas tres condiciones, vivirás
encerrado conmigo para siempre y tus monedas desaparecerán. ¿Aceptas?
Fabián
tras mucho pensarlo, decidió aceptar el trato.
-
Está bien, nos vemos aquí dentro de 7 años. ¡Adiós! – Se despidió el stuto
duende, entregándole el abrigo mágico verde esmeralda.
Durante
el primer año, Fabián hizo muchos amigos, pues entregaba monedas a todos los
pobres que encontraba en cada ciudad a cambio de que ellos les enviaran una
carta a su familia diciéndoles que estaba bien, así no se saltaría el trato del
duende ni la promesa que realizó a su familia. Además, Fabián se compró una
gran casa y dejó dinero en los bancos para cuando pasasen los 7 años. También
se compró un caballo para ir de una ciudad en otra, pues no podía pasar más de
una noche en el mismo lugar.
Los
primeros años, no fue muy costoso. Pero a partir del tercer año, Fabián parecía
un monstruo con el pelo y la barba tan largos, pues no se los podía cortar.
Además, olía horrible pues tampoco se podía lavar.
Al
quinto año, Fabián casi no podía pasar por las ciudades porque nadie le dejaba
dormir allí ya que olía fatal y tenía un aspecto que daba miedo.
Un
día, encontró un granero en el que poder dormir. Cuando ya se estaba
acomodando, empezó a escuchar el llanto de un hombre. Le buscó y le preguntó
qué le pasaba. El hombre, un poco asustado por el horrible aspecto de Fabián,
le contó que debía mucho dinero a un amigo y no se lo podía devolver. Fabián
que tenía el abrigo mágico, decidió darle todo el dinero que necesitaba. El
hombre, muy agradecido le llevó a su casa a cenar y le dijo que podía casarse
con una de sus hijas, ya que era muy buena persona.
Al
llegar, le presentó a sus hijas: María era la mayor de todas, Lucía la mediana
e Isabel que era la pequeña. Las dos mayores estaban asustadas y les daba mucho
asco su aspecto, pero Isabel que era muy agradable, no paraba de hablar con él.
Fabián le contó todo lo que le había ocurrido con el duendecillo e Isabel quedó
muy sorprendida. Su padre al ver lo bien que se llevaban, preguntó a Isabel si
quería casarse con él. Aunque a ella no le gustase su aspecto, le pareció tan
buen hombre que aceptó.
A
la mañana siguiente, Fabián dio medio anillo a Isabel y se quedó con la otra
mitad. Le dijo que cuando pasasen los dos años que quedaban, regresaría a por
ellas y se casarán. Isabel, un poco triste, se despidió de él y guardó muy bien
la mitad de anillo que le había entregado.
Pasó
el tiempo y llegó el día en que cumplieron los 7 años que duraba la promesa.
Fabián fue a la meseta donde conoció a aquel duendecillo y allí lo encontró.
-
Veo que has cumplido el trato. Estamos en paz, devuélveme mi abrigo verde
esmeralda y yo te devolveré el aspecto limpio que tenías hace 7 años. – indicó el
duende.
Fabián
se convirtió en un apuesto joven de nuevo. Entonces, decidió ir en busca de su
amada Isabel. Cuando llegó a la casa, nadie le reconocí y las tres hermanas
cayeron rendidas a sus pies. Lo cortejaron y lo intentaron conquistar, pero, de
repente, Fabián se llevó la mano al bolsillo y sacó el medio anillo que se unía
al de su amada. Isabel lo reconoció y lo unió al suyo y muy feliz le besó.
Fabián e Isabel se casaron y se mudaron a la casa que Fabián había comprado
hacía mucho tiempo. Las hermanas, que eran unas envidiosas y no podían
soportarlo, huyeron al bosque, donde encontraron al duendecillo y se quedaron a
vivir con él para siempre. Y colorín, colorado, este relato se ha acabado.
JUSTIFICACIÓN DE LA ADAPTACIÓN
He
realizado esta adaptación para niños del 2º ciclo de Educación Infantil,
concretamente para los niños de 4-5 años, ya que me ha parecido un relato
complejo debido a su extensión y las múltiples acciones existentes en la trama
de la historia.
Comenzaré
indicando aquello que he suprimido del cuento folclórico inicial. He eliminado
que el protagonista se va a las milicias a luchar, pues no me parecía un
aspecto de interés para niños de 5-6 años y el suprimirlo no cambia el
argumento principal. También he quitado la muerte de los padres y el hecho de
que sus hermanos le echan de casa, ya que me parecía un aspecto de la historia
que podía pasar por alto sin alterarla. Por otro lado he suprimido el tema
religioso: el lugar de rezar, escribe cartas a su familia; en vez de toparse
con el diablo, se encuentra con un duendecillo; y en lugar de quedarse con su
alma si no cumple el pacto, se quedará a vivir con él para siempre; por lo que
el esquema sigue siendo el mismo. También he suprimido el momento en el que
mata al oso pues me parece cruel e inadecuado para niños de dicha edad. Y por
último, también he eliminado el suicidio de las hermanas al final y a cambio,
he añadido que se quedarán viviendo con el duende para siempre, haciendo de
esta manera, que él también “gane” por partida doble.
Por
otro lado, he intentado acortar la historia. Para niños de 4-5 años me parecía
un cuento demasiado extenso ya que lo mejor para ellos es emplear un folclore
más sencillo. Por ejemplo, el desenlace lo he intentado hacer más rápidos
debido a que en esta etapa les interesa más la trayectoria de un personaje que
el desenlace en sí y la sucesión de acciones es más motivadora que el argumento.
También
he tratado de simplificar el lenguaje y emplear un vocabulario adecuado, aunque
he incluido alguna palabra más complicada con el fin de estimular al niño, pues
a los 4-5 años aumenta su vocabulario a enorme velocidad.
Por
último, he intentado respetar el esquema del cuento siguiendo una estructura
lineal en el tiempo, ya que a esta edad comprenden secuencias narrativas y
temporales sencillas.
¡Espero que os haya gustado!
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