martes, 12 de abril de 2016

ACTIVIDAD 2: Adaptación de un texto folclórico: El hombre la piel de oso.

EL HOMBRE DE LA PIEL DE OSO



            Erase una vez, en un tiempo muy, muy lejano, un apuesto joven que destacaba por su gran valentía. Su nombre era Fabián. Fabián vivía en una ciudad con sus papás y sus dos hermanos mayores.

            Un día, como su familia era muy pobre, Fabián que era el más valiente de todos, decidió ir en busca de un trabajo. Su familia le deseó suerte y le pidió que les enviase una carta en cada ciudad en la que estaba para que supiesen que estaba bien. El joven les prometió que siempre, siempre les enviaría una carta, cogió las pocas cosas que tenía y emprendió su viaje.

            Fabián buscó trabajo por toda la ciudad, pero no encontraba nada de nada. Así que decidió ir a otras ciudades y en cada ciudad que pisaba, enviaba la carta que había prometido a su familia.

            Tras muchos días de búsqueda, Fabián estaba muy triste pues no sabía qué hacer. Caminando de una ciudad a otra, encontró una gran meseta y como estaba tan cansado decidió sentarse allí a descansar. Fabián empezó a llorar:
           
            - ¿Qué voy a hacer? –pensaba sin parar.

            De repente, apareció por allí un duende con un abrigo verde esmeralda precioso. Al ver a Fabián llorando, el duendecillo le preguntó qué le ocurría. Fabián le explicó todo lo que le había ocurrido durante esos días y el duende decidió ayudarle.

            - Podemos hacer un trato. – dijo el duendecillo - ¿Ves este abrigo verde esmeralda? Es un abrigo mágico pues de sus bolsillos salen todas las monedas que quieras.

            Fabián quedó muy sorprendido, quería saber qué tenía que hacer para que aquel duendecillo le diese algunas monedas.

            - Si accedes a realizar el trato, primero tendré que comprobar lo valiente que eres, porque yo solo hago pactos con valientes – indicó el duende que era un poco astuto.

            - ¡Yo soy muy valiente! – exclamó Fabián – Te lo demostraré como quieras.

            - Tendrás que ir a la cueva de la bruja del bosque, allí guarda un abrigo de piel de oso. Deberás traérmelo aquí antes de que llegue la noche.

            - ¡Lo haré! – dijo Fabián muy seguro de sí mismo.

            Ya estaba atardeciendo y el Sol estaba prácticamente escondido, solo algún rayo iluminaba la meseta. El duende seguía esperando a Fabián, sin esperanzas de que lograse conseguir el abrigo de piel de oso que guardaba la terrible bruja del bosque. Cuando estaba el duende a punto de marcharse, apareció a lo lejos Fabián abrigado con un abrigo de piel de oso. ¡Lo había conseguido!

            - ¡Qué valiente eres! – exclamó el duende – Has entrado sin miedo a la cueva de la bruja y me has traído el abrigo.
            - ¡Claro que lo soy! Pero, ¿cuál es el trato del que hablabas? ¿Vas a darme monedas? ¿O mejor el abrigo? –preguntó Fabián, muy ansioso e ilusionado.

            - No te puedo dar mi abrigo, pero sí te lo puedo prestar durante 7 años. Pero con tres condiciones que deberás cumplir: no podrás enviarles las cartas a tu familia, ni podrás dormir más de un día en el mismo sitio y tendrás que ponerte el abrigo de piel de oso y ni quitártelo, ni lavarte, ni cortarte el pelo. Estás tres condiciones deberás cumplirlas durante los 7 años. Si lo consigues podrás quedarte todas las monedas que hayas conseguido durante ese tiempo; pero si por el contrario, te saltas alguna de estas tres condiciones, vivirás encerrado conmigo para siempre y tus monedas desaparecerán. ¿Aceptas?

            Fabián tras mucho pensarlo, decidió aceptar el trato.

            - Está bien, nos vemos aquí dentro de 7 años. ¡Adiós! – Se despidió el stuto duende, entregándole el abrigo mágico verde esmeralda.

            Durante el primer año, Fabián hizo muchos amigos, pues entregaba monedas a todos los pobres que encontraba en cada ciudad a cambio de que ellos les enviaran una carta a su familia diciéndoles que estaba bien, así no se saltaría el trato del duende ni la promesa que realizó a su familia. Además, Fabián se compró una gran casa y dejó dinero en los bancos para cuando pasasen los 7 años. También se compró un caballo para ir de una ciudad en otra, pues no podía pasar más de una noche en el mismo lugar.

            Los primeros años, no fue muy costoso. Pero a partir del tercer año, Fabián parecía un monstruo con el pelo y la barba tan largos, pues no se los podía cortar. Además, olía horrible pues tampoco se podía lavar.

            Al quinto año, Fabián casi no podía pasar por las ciudades porque nadie le dejaba dormir allí ya que olía fatal y tenía un aspecto que daba miedo.

            Un día, encontró un granero en el que poder dormir. Cuando ya se estaba acomodando, empezó a escuchar el llanto de un hombre. Le buscó y le preguntó qué le pasaba. El hombre, un poco asustado por el horrible aspecto de Fabián, le contó que debía mucho dinero a un amigo y no se lo podía devolver. Fabián que tenía el abrigo mágico, decidió darle todo el dinero que necesitaba. El hombre, muy agradecido le llevó a su casa a cenar y le dijo que podía casarse con una de sus hijas, ya que era muy buena persona.

            Al llegar, le presentó a sus hijas: María era la mayor de todas, Lucía la mediana e Isabel que era la pequeña. Las dos mayores estaban asustadas y les daba mucho asco su aspecto, pero Isabel que era muy agradable, no paraba de hablar con él. Fabián le contó todo lo que le había ocurrido con el duendecillo e Isabel quedó muy sorprendida. Su padre al ver lo bien que se llevaban, preguntó a Isabel si quería casarse con él. Aunque a ella no le gustase su aspecto, le pareció tan buen hombre que aceptó.

            A la mañana siguiente, Fabián dio medio anillo a Isabel y se quedó con la otra mitad. Le dijo que cuando pasasen los dos años que quedaban, regresaría a por ellas y se casarán. Isabel, un poco triste, se despidió de él y guardó muy bien la mitad de anillo que le había entregado.
            Pasó el tiempo y llegó el día en que cumplieron los 7 años que duraba la promesa. Fabián fue a la meseta donde conoció a aquel duendecillo y allí lo encontró.

            - Veo que has cumplido el trato. Estamos en paz, devuélveme mi abrigo verde esmeralda y yo te devolveré el aspecto limpio que tenías hace 7 años. – indicó el duende.

            Fabián se convirtió en un apuesto joven de nuevo. Entonces, decidió ir en busca de su amada Isabel. Cuando llegó a la casa, nadie le reconocí y las tres hermanas cayeron rendidas a sus pies. Lo cortejaron y lo intentaron conquistar, pero, de repente, Fabián se llevó la mano al bolsillo y sacó el medio anillo que se unía al de su amada. Isabel lo reconoció y lo unió al suyo y muy feliz le besó. Fabián e Isabel se casaron y se mudaron a la casa que Fabián había comprado hacía mucho tiempo. Las hermanas, que eran unas envidiosas y no podían soportarlo, huyeron al bosque, donde encontraron al duendecillo y se quedaron a vivir con él para siempre. Y colorín, colorado, este relato se ha acabado.



JUSTIFICACIÓN DE LA ADAPTACIÓN


            He realizado esta adaptación para niños del 2º ciclo de Educación Infantil, concretamente para los niños de 4-5 años, ya que me ha parecido un relato complejo debido a su extensión y las múltiples acciones existentes en la trama de la historia.

            Comenzaré indicando aquello que he suprimido del cuento folclórico inicial. He eliminado que el protagonista se va a las milicias a luchar, pues no me parecía un aspecto de interés para niños de 5-6 años y el suprimirlo no cambia el argumento principal. También he quitado la muerte de los padres y el hecho de que sus hermanos le echan de casa, ya que me parecía un aspecto de la historia que podía pasar por alto sin alterarla. Por otro lado he suprimido el tema religioso: el lugar de rezar, escribe cartas a su familia; en vez de toparse con el diablo, se encuentra con un duendecillo; y en lugar de quedarse con su alma si no cumple el pacto, se quedará a vivir con él para siempre; por lo que el esquema sigue siendo el mismo. También he suprimido el momento en el que mata al oso pues me parece cruel e inadecuado para niños de dicha edad. Y por último, también he eliminado el suicidio de las hermanas al final y a cambio, he añadido que se quedarán viviendo con el duende para siempre, haciendo de esta manera, que él también “gane” por partida doble.

            Por otro lado, he intentado acortar la historia. Para niños de 4-5 años me parecía un cuento demasiado extenso ya que lo mejor para ellos es emplear un folclore más sencillo. Por ejemplo, el desenlace lo he intentado hacer más rápidos debido a que en esta etapa les interesa más la trayectoria de un personaje que el desenlace en sí y la sucesión de acciones es más motivadora que el argumento.

            También he tratado de simplificar el lenguaje y emplear un vocabulario adecuado, aunque he incluido alguna palabra más complicada con el fin de estimular al niño, pues a los 4-5 años aumenta su vocabulario a enorme velocidad.

            Por último, he intentado respetar el esquema del cuento siguiendo una estructura lineal en el tiempo, ya que a esta edad comprenden secuencias narrativas y temporales sencillas.




¡Espero que os haya gustado!